Quistes en los pies, guardada en la nostalgia de una molécula
de agua. Los magos no me visitan, la luz muta en sombras que atraviesan el tiempo
y la mañana, en estos laberintos de cubiertas y desorden, me desarmo, me transformo en colchón y
almohada. Sobre ruedas pinchadas, a
fuerza de pulmón, un grito bajo el agua, capturo en un momento mi universo atravesado.
La parte vulnerada, la que nunca sabrá cómo caminar, asoma por la hormona
enferma. En un desvío improvisado, te voy a buscar, te espero horas en ese capítulo,
en ese fugaz intento de felicidad que procuramos juntos. No salís, no vas a
salir… Lo inverosímil de esta tristeza que no sabe a nada, de este fracaso de
cumplir un año más, y no ser más que polvo corpóreo. Mucha palabra al pedo,
mucho discurso sin acción que me sostenga, me haga o destruya.
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