Pedazos de sueños,
retazos remendados
hacen de corazón,
me pregunto,
¿morirás hoy por amor?
Tu boca silenciada,
tu mirada callada,
la soledad implacable
te muestra su cara,
te dice, mi niña, mi amada.
Duele sobre tus espaldas la carga,
te pone de rodillas la nostalgia,
tu cuerpo articulado,
con restos de un alma gastada,
en la tristeza se anestesia.
Cortan y rompen las ausencias
que sin decirlo se llevaron tus alas.
La noche te mira dar el último suspiro,
abrigando tu eternidad con ternura.
De a poco, uno por uno los recuerdos se van,
ojos de cenizas, ya no caen de ellos lagrimas,
muertas las mariposas, todavía te lastiman,
como dagas, penetran y se incrustan.
Sangras, te recuestas y sangras,
mas bella, aun mas aniñada,
un halo de alivio se posa,
ciega estas, ciega gritas,
ciega y en silencio te vas.