Hay algo bien choto que se titula “separación” en buenos términos.
Si si, yo se que estarán pensando
- pero a esta flaca no le viene nada bien…
La verdad que es la parte de tener que reprimir sensaciones básicas la que me jode. Onda quiero gritar, mandarlo bien a la mierda, putearlo y decirle unas cuantas de mis verdades. Pero no, no hago eso; escribo un mail pacífico, explicando muy elocuentemente mis razones, verdaderas, pero reflejadas más determinantes de lo que esperaba. Pienso que eso se debe a algún tipo de mecanismo inconciente, no lo se…
Lo dejo ser igual, mando el mail, resignada y triste.
No recibo contestación alguna, mi resignación y tristeza lentamente van mutando durante el transcurso del día en algo más. Ahora si, se confirma que fue la decisión correcta, y me peleo conmigo misma por no poder negármelo. Confieso que hasta en el último instante desee discutirlo, que del otro lado hubiera estado un “básico” que solo entendiese de placer y displacer, y que en función de eso, me llevará la contra. Pero los ideales viven en otro plano, y en mi realidad aquel que se aleja es alguien pensante, gracioso, tierno por breves momentos, sensible pero torturado, egoísta, frío y solitario. Fue la decisión correcta.
Ahora, a ver…el traspaso de cosas…que puta mi capacidad de registro y asociación. En estos momentos es donde uno dice “ What the fuck?! Bea…es una bufanda, no podes ser tan dramática” y tienen razón amigos, la tienen toda, y les doy la mía también. Pero hay algo, en los objetos, que los transforma, esa carga emocional que depositamos en ellos, hace que una de esas mil bufandas sea única y especial.
La tengo todavía conmigo, la paseo por la casa en mi cuello, la miro, toco, olfateo. Trato de hacerme a la idea de que debe irse, que la tengo que expulsar, como si ella tuviera la culpa de la carga que pesa en sus tejidos… Son momentos en los que odio esa asociación, porque la realidad es que el olor del dueño ya no esta en sus flecos, ni tengo imagen de otro cuello más que el mío enlazado de sus extremidades. Soy yo, y solo yo; obvia, tonta, predecible, la que la condena.
Eso que la hace única me pone triste, y mi decisión de pronto parece menos rígida, como la contextura lanuda de su existencia gentil… Y recuerdo de repente chequear mis mails, sin ansias de recibir ninguno, y ahí esta…resaltado en negrita, esperando ser leído, un mail del dueño. No me hago ilusiones de nada, lo abro como quien se saca una venda adhesiva, entre más rápido mejor. “ bla bla bla Entiendo que te moleste tener mis cosas, simplemente te pido si podes hacerlas a un lado y guardarlas un par de días, y coordinamos.” (¡!) Si eso no es egoísmo que mierda es digo yo… Acaso no se da cuenta? No lo percibe? Que no es molestia…no es hastío o fiaca…Es porque él no lo siente, y no puede, en consecuencia contemplar la idea de que pasa… no?
Pero estábamos en una “separación” en buenos términos recuerdan? No podía contestarle “ egoísta no te das cuenta que no quiero tus cosas en mi espacio porque me recuerdan a vos! y yo si genere expectativas...” asique seguí en la onda verde a 10 por hora escuchando Mellon Collie & The Infinite Sadness tirada en la cama pensando en que mañana iba a hacer mucho frío…