Parece que no queda otra...apareces siempre en noches como esta, dejando el éxtasis en mi boca, adrenalina en mi cuerpo, locura en mi cabeza. Quiero poder bailar a tu lado, y decirles que soy yo, yo la chica que amas, y que ella es eso que queda bonito en tu brazo, como una pulsera cara; linda, pero sin otra cualidad. Paris no me conoce, pero estoy segura de que me querría más de lo que ella te quiere a vos.
El alcohol se dispersa por mi sangre, mis manos se sueltan, la lluvia se hace desear. Al mismo ritmo que comienzan a fallar mis neuronas, y es mas simple aguantar el peso, el faso penetra mi cabeza. Solo me gustaría sentir tu abrazo mientras me elevo hasta esa luna reflejada en tus ojos de extranjero, tan solo besarte un rato más. Lindo cielo tenemos hoy, jaja después de dos años el mismo cielo, el mismo Facundo. Pero no espero nada, no, ya no de vos, de nadie. Porque es una idiotez creer que algún día te voy a ver madurar, o voy a entender tu castellano con acento francés al decir algo tan simple como “nos vemos hadita”
Es tiempo de dejarte ir, tomate ese maldito avión y volvé a tu realidad acartonada, en la que no existo yo, ni mi locura lisérgica, ni mi sonrisa o mi poesía. Deja que Buenos Aires me cuida, y pronto ya no voy a entender del dolor que me produce tu errática forma de ser. Acepto que tu vida transcurre lejos de la mía y que San Telmo ya no es nuestro.