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You will be the death of me |
Te vi arrastrarte entre las ánimas perdidas. Por la noche, lentamente, entre sueños lames mis escalofríos. Tus ojos se clavan de nuevo en mi alma. Arrancas la piel de mi pecho con tus uñas negras y susurras palabras de amor en mis pesadillas.
Han pasado cien mil años y aún tus huesos descansan en mi lecho, han pasado cien mil años más y tu maldad aun habita entre mis venas, las cicatrices de tus besos jamás desaparecerán, y el deseo me esclavizará para siempre a tu locura...
Las sombras de tu voz azotan con fiereza en las frágiles ventanas de mi debilidad, tus dedos susurran con una frívola ternura en las llanuras de mis labios, mientras por dentro muero, muero e imploro por un momento, esta eterna tortura...
Las alas rotas de tu carcomido corazón se extienden envolviendo mi melancolía, mientras esperas a que, con una sonrisa cortada sobre esta retorcida mueca de dolor, conteste a tus obscuros deseos de una mórbida felicidad imaginaria...permanece donde estas, allí donde tu cuerpo seco despierta de entre la nada.
Mi infierno. Porque no puedo desintoxicarme de tu rostro. Pálido, como si algo le faltara, como si se hubiese deslavado desde el día en que moriste en mí. Pero ahí esta el recuerdo, constante y permanente en la piel, como una vieja herida de guerra. Como una cicatriz mal curada.
Nazco en tus deseos y muero en tu corazón. Dime, ánima de efímeras melodías, ¿Porque sigues acosándome en mis pesadillas, si a gritos te imploro libertad? Déjame morir, mátame, mátame lentamente, con esa calma que te caracteriza. Con esas caricias que se convierten en dolor, con esos besos que se condensan y destilan angustia. Buscas en mi ser una vana luz... por los temores que escondes, que escondo yo misma, esos fantasmas que no te dejan respirar...
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