Amo los besos en la espalda, amo reírme a carcajadas, amo ver sin anteojos la ciudad iluminada, amo las noches, amo de vez en cuando mi insomnio.
Amo mi blog, amo poder expresarme, amo no tener una estructura rígida, poder irme si quiero, poder volver cuando alejarme no deseo.
Amo recordar a la abuela llevándome a la escuela, amo mis días de bailarina, mi realidad de artista. Amo conocer y pensar, amo idealizar, pero amo la verdad.
Amo la claridad que entra cada mañana a esta casa, el ruido de las cucharas. Amo el frio, amo mi bufanda y mi saco. Amo tanto el otoño, tanto como amo “el ensueño” de Alvarez Bravo. La fotografía la amo, amo a los hombres que me han mirado.
Amo el 67 que me lleva a todos lados, amo viajar rumbo a casa cuando me siento muy cansada, amo escuchar The bends en el tren, amo ese disco que tiene Today.
Amo la espontaneidad de vivir sin planear, amo ponerme a prueba, amo exigirme cada vez más. Amo declararme moderna y vieja, amo mis contradicciones, mi histeria. Amo que llueva.
Mi ropa amo, mi pelo largo, mis lunares, mi tatuaje. Amo mis tres tazas de café, amo leer en lugares públicos, amo todo lo que no es perfecto, los finales abiertos. Así amo extrañar, como amo dormir.