El contenido, un grito certero,
de naturaleza violenta y destructiva. Absoluto en su esencia, terminal.
Paradojas con garras mutiladas, hacen de revolución,
compran en Dia y no en Coto. El
hospital huele a podrido, y la muerte tan bien.
Hay sangre bajo mis uñas, y ni hablar
en los ojos… Los nervios me los dejé en un frasco con los dientes
y el dolor solo ocupa un lugar. La ira y el resentimiento
en los hombros, se clavan orgullosos, en la espalda me rompen,
en los ojos no me ven. Y se piensan que
me conocen… no saben una mierda de mi.
En esta ciudad moderna de ruinas
espejadas y árboles de alquitrán. Ellos van, jugando con un
cuchillo al tateti, al tutti frutti. La
vista periférica y el detalle del temblor, un dedo fuera
de lugar, sin identidad, se aferra en la curva.
Otro lunes de propaganda, de
mucha fe y poca salvación.