Desde acá mi mundo colapsa con la herida de la decepción de tener razón, la duda pero la resignación; no sirven mis estrellas, mi amor no alcanzó. Desde acá entiendo porque ayer me quise tirar abajo del tren, y porque no lo hice. El ataque de pánico, la puñalada al corazón, hace clic el porque de mi karma, porque elegí dejar atrás un buen recuerdo por la ilusión incierta. Te agradezco tantas noches y tanto café, las sobras de la cena y el dulce de leche. Gracias por las palabras nuevas, por el primer respiro post coma cuatro, por el vino y la risa. Me la jugué hasta el desgarro con vos, porque ese filtro de “ no me voy a enamorar” no me resulto una mierda. Yo siento, yo me desangro, soy feliz o me muero, soy o no soy, es blanco o negro, y si algo reclamo es como te cagaste en todo eso. Aunque acá no me arrepiento, no odio ni juzgo, lo dejo ser…
Desde acá soy un sol amaneciendo, soy el caos que encuentra un buen sitio. Estoy tibia en los brazos que prometen, me siento una primavera menos grasa, una loca querida. La noche pasó acá, solo en el consuelo silencioso, en la oscuridad clara de mi habitación. Necesité tanto el sueño que me diste, esa caída libre a la tranquilidad. Y por todo lo que aprendí me siento en paz.
Desde acá pongo primera, me seco las lágrimas y vuelvo a la carrera. Es un nuevo día