Me había prometido no volver a mencionarlo, a dejar de lado
estos pensamientos. Pero hoy llegan a mi de casualidad los textos de un anónimo,
y son fuente de una inspiración horrenda, casi un espejo. Son nuestro pasado,
un futuro que tristemente pudo ser. Quiero llorar, quiero llamarlo y suplicar
su perdón de rodillas. Separarnos a nosotros de ellos. No puedo dejar de leer, no me permito frenar y discernir
aquello real de lo ficticio. Nos veo ahí. En ella, yo un monstruo seductor. Y
vos, una buena persona cuyo error recayó en no poder amarme con el alma. Esta
la enfermedad de desearnos, los patrones psicológicos que no puedo tapar más. Me
consumen, me torturan. Acaso yo lo amé realmente? O solo fuimos el encuentro de dos mentes deformes
jugando a la parejita feliz. Medirnos, sospecharnos, ver quién tenía a quién.
Cuál de los dos podía más. Es devastador, tan triste y desesperante revolver
vivencias pasadas y notar las grietas. La felicidad maquillada y forzada. Trágico
como ver los hilos de las marionetas.
De a ratos lo siento tan adentro, tan ensordecedor el eco de
su voz. Días como estos están perdidos. Hoy va a estar en todo, el peso de su cuerpo
en mi espalda, su olor y su risa. Puedo extrañarlo de formas tan distintas y patológicas.
Me puedo inventar conversaciones o encuentros, soñar despierta que viene a
buscarme y que nos casamos en una playa de Brasil, vivimos en un PH con pisos
de madera, y un patio interno. Cuando mi
locura llega a ese punto no hay mucho que hacer, no hay mecanismo de defensa
que sirva, rompo en llanto y retomar la realidad me produce nauseas sino un
ataque de pánico. Me digo a mi misma que el dolor viene por otro lado, y
rastreo por cada rincón de mi ser algo que me confirme que estoy en lo cierto;
Son temas no resueltos de mi infancia, o alguna faceta psiquiátrica, que no es él,
no lo necesito, que toda mi tristeza es una proyección de algo más.
Porque de lo contrario la realidad se diluye en una
pesadilla atroz, de esas que te despertas transpirado y con mucho miedo. Me
paraliza la oscuridad a la que me atrae, las cosas que se me cruzan cuando
viene a mi su imagen. Me lleno de odio, de culpa, de tristeza, de dolor,
añoranza; contra él, contra mi. Me desfiguro en estas sensaciones extremas,
intensas al punto de la obsesión.