Penetra el aliento, la inspiración de una canción,
rompo el silencio, construyo un santuario,
íntimo y vulnerable, tuyo y mio,
de huesos alumbrados,
músculos dándolo todo;
un grito ahogado en el beso,
la adrenalina del deseo en sangre.
Ansiedad suda por la piel,
el roce de la mirada hambrienta,
que muerde cada movimiento de mi cuerpo,
y baila en la libertad de la noche a tu lado,
en la alegría absoluta de saberme tuya.